Cuando se creó este blog hace un año, nunca pensé que tendría un continuará. Pero fue vuestro deseo y aquí perduró en el tiempo.
Hoy, más que nunca. Acompañada de todas/os vosotros/as quiero desde aquí; FELICITAR a Kiko Hernández. No sólo por esos 33 años que acaba de cumplir, sino por levantarse cada vez que se ha caído, y por esa lucha incansable de defender su personalidad única e innata.
Esa personalidad que lo lleva a actuar por convicción y no por adulación, por enfrentar sus errores casi tanto como sus aciertos, por saber distinguir muchas veces una sonrisa de la burla, por seguir prefiriendo la lucha a la falsa victoria, por saber manejar su libertad para hablar, escribir en su confesionario y hasta escuchar sin llegar a caer en excentricidades….
Querido Hernández dos puntos
Su presencia es un regalo para el planeta en el que vivimos como puede ser la mía y de la todos. Pero usted, es una persona única y diferente a todas los demás. Es diferente, porque son las diferencias entre los demás, las que a usted lo hacen especial.
Siga sin imponerse límites, porque usted no tiene límites. Sus sueños están esperando para cumplirse uno a uno, y así casi todos, hacerse realidad. Siga esforzándose por llegar a lo alto de la montaña, a su meta. Y piense que aunque nadie alcanza la meta con un intento, ni borra sus errores con una goma de borrar, ni alcanza altura ni tan siquiera el de un avión….No se puede olvidar, de algo muy importante, “VIVIR”.
No permita que sus días le resbalen por los dedos, no corra olvidando donde ha estado y hacia donde va. Porque por mucho avanzar no se amanece cerca del sol. Piense que la vida no es una carrera, piense que se parece más a un percebe gallego de los que a usted le gustan que merece la pena saborear….
Y aunque no sepa bailar perfectamente el baile de la vida. Su baile es parte de una sinfonía maravillosa que daría envidia hasta el mismo Beethoven porque no se baila más cuanto más fuerte es la intensidad de nuestros movimientos sino por la forma en que nos movemos.
Le deseo desde aquí y con todo mi corazón, que la vida le regale salud, esperanza, y felicidad. Pero tómese dos segundos para en la noche, mirar al cielo con los ojos del alma y pedirle un deseo a una estrella (esos deseos que pedíamos cuando éramos niños).
Y no se olvide nunca ni por un segundo lo especial que es usted, porque aunque no sea un santo, ni un ángel, en muchos corazones y en el mío propio, usted tiene reservado un lugar muy especial.
Sienta cuando un corazón quiere regalarle algo, ese sentimiento que hace que se ciegue hasta los ojos del alma porque cuando a la lengua no es capaz de reflejar una emoción, un afecto, un cariño o un amor ya sólo pueden hablar los ojos.
Le deseo suficiente felicidad para mantener en su boca una sonrisa
Le deseo suficiente pérdidas para que pueda apreciar todo lo que tiene
Le deseo suficientes silencios para que aprecie el valor de una mirada
Le deseo suficientes lágrimas para que aprecie los momentos de alegría
Le deseo suficiente tiempo para que pueda llegar a regalar a los suyos todo el que ha recibido
Le deseo suficiente esperanza para no derrumbarse
Le deseo suficientes palos para que aprecie la gente que está a su lado
Le deseo suficientes segundos, minutos y horas. Para que algún día, los pueda compartir con alguien que esté deseando compartirlos con usted…
Felicidades Sr. Hernández…A usted por ser como es y a su madre por haberle aguantado durante 33 años …Sobre todo, darle las gracias a Doña Teresa por haber regalado al mundo a un ser como usted. Porque sin ella, eso no hubiera sido posible.